Partido Hijos de la Anarquía

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Si pensamos en una serie de los últimos tiempos en donde la política sea el centro del argumento, sin dudas nos vendrá House of Cards y la -maravillosa- interpretación de Kevin Spacey. Buscaremos, incluso, las relaciones que existen entre los personajes en la ficción y su equivalente en la política patria. Pero no podemos encontrar nada que no sea política entre las cuatro paredes (alguna más) de la Casa Blanca. Incluso las relaciones que se establecen entre sábanas son política.

Pocos pensaríamos que algo como un club de moteros (MC), con sus vaqueros untados en dos capas de grasa, tiene tanto o más de movimientos políticos trasladables a cualquier parlamento que los que hemos podido captar al ver House of Cards. Pero el poder es poder. Algunos hacen política recorriendo el país en un autobúsOtros lo hacen montados en una Harley.

Las promesas incumplidas

Clay Morrow es el personaje prometedor por antonomasia. Y no sólo por su actuación, que es más que destacable, sino porque es incapaz de despegarse el ‘I promise’ de la boca. A pesar de que promete, promete y promete como político en campaña electoral, al final se arrima al sol que más calienta, a pesar de que conlleve un verdadero río de sangre, la ruptura de acuerdos con bandas o poner en riesgo sus dos familias: la de sangre y su club.

En la escena política nacional, las consecuencias de las promesas no cumplidas no son tan exageradas o, al menos, no para quien las incumple. A pesar de esto, el soniquete del «puedo prometer y prometo» ya está empezando a sonar.

Yo descubrí esta trama

El terreno político si algo es, es pantanoso. No todos sobreviven a las salpicaduras de corrupción, pasados oscuros, relaciones laborales o personales cuestionables cuando se está en primera línea política. En España, sólo una política ha sabido torear el fango como ninguna. Clay Morrow supo esquivar las balas ajenas como ninguno. ¿Cómo? Responsabilizando al resto del club, descubriendo traiciones en las que oh, sorpresa, él jamás estaba. ¿Os suena?

Eres mi amigo. Mientras la rivalidad no demuestre lo contrario

Clay y John formaron gobierno conjunto, a pesar de que Clay podría fundar un solo partido. John Teller tuvo el suyo propio, y la confluencia Clay-John era imposible. La ruptura del gobierno era lógica con las ideas claras de uno y las ansias de poder y dinero del otro.

Las mujeres no son primeras damas

Si algo destaca en esta serie es que las luchas de poder se dan entre hombres, entre mujeres y entre ambos sexos. No existe una figura de primera dama preocupada por mejorar el nudo de la corbata de su marido. Tara, una neonata en esto de los MC aprendió rápido a manejar el liderazgo, a poner orden y, ante todo, a recordar que aquí, quien mandaba, era ella. Y lo que sobrevino ya era cuestión de quién tenía escrúpulos, no de debilidad. Mirad el panorama político español: Susana Díaz, la lideresa del PSOE (y lo sabes). Su no-apoyo explícito a Pedro Sánchez ya ha abierto suficientes frentes como para dejar claro que el rival más débil es él. Sumadas a Díaz, tenemos a Esperanza Aguirre, la política permanente; Cristina Cifuentes, la coletas verdadera…

Nota offtopic: al final, el partido más progre es el que más ignora a las mujeres, desde su posición política hasta en su programa político falto de feminismos.

Connivencia entre políticos, delincuentes y policía

A pesar de que Charming es una ciudad inventada, todo lo que allí ocurre es TAN real que California podría ser España. Un sobre por aquí o un «haré como que no ha pasado nada». Porque en las series, como en la vida, a veces el fin justifica los medios.

Mientras, algunos ya saben de qué va el rollo:

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