«Irse a…»

La primera vez que pensé en estudiar Periodismo puede que fuese después de ver a Rosa María Calaf en el Telediario. Puede que fuese mientras desayunaba viendo CNN+ para irme informada al instituto. O puede que fuese a media tarde, mientras escribía, hace más de diez años, textos que nunca he publicado sobre mi apoyo al matrimonio homosexual. Se acaban cinco años de Licenciatura -que no de periodismo-. Me ha traído muchas alegrías, pero muchas decepciones, me ha enseñado que puede ser, como dice Raúl del Pozo, «el oficio más bello del mundo, que es una cosa tan importante, una aventura tan hermosa, tan ligada a la épica y a la imaginación, que hay que ser periodista por cojones«. También que puede ser el más rastrero, en el que no cabe el compañerismo, la autocrítica ni la profesionalidad. Pero si de algo estoy segura es de que el camino que he escogido es «el camino», lo acertado.

A día de hoy no me arrepiento de casi nada de lo que me han dado estos 5 años «salvo alguna cosa». Por ejemplo, no ser más crítica desde el primer día; a eso aprendí en segundo de carrera. Hasta entonces me regía por unos patrones previamente establecidos y, claro, como todo lo establecido, no siempre gusta ni se hace con amor, cariño o ganas. Ni me fui de Erasmus, ni de SICUE y aún no sé si me arrepiento y probablemente nunca lo sabré. Me quedé en Valladolid, ciudad que he terminado casi aborreciendo pero que me ha dado grandes amigos, grandes profesionales y, en definitiva, grandes personas. Hay que quedarse con lo bueno, que de lo malo ya nos reservamos lo aprendido.

Dudé entre el Periodismo y el Derecho. Gracias a mi terquedad, me quedé con el Periodismo, haciendo caso omiso a uno de mis abuelos -por suerte tuvo tiempo de alegrarse de mi decisión, me lees, lo sé- que repetía sin parar «tú para jueza, hija. Tú para jueza». Veía que pintaba para Alaya, pero como comprobé tras arduas investigaciones, España es un país de juicios paralelos, y decidí no meterme en algo con tanto intrusismo. Y me decanté por el periodismo. ¿Periodismo con carrera? A día de hoy, y cada vez más convencida, estoy de que aquel que tiene la carrera no es mejor periodista, pero supongo que será el eterno debate. Eterno debate mientras no buscamos en nosotros mismos y en nuestro ejercicio del oficio la razón por la que no somos tan imprescindibles los «titulados».

El periodismo, ese oficio que, como afirma uno de mis favoritos, Jabois (alarma: no estudió Periodismo) se trata de escribir sobre todo porque -reproduzco-: «soy como una puta que no se enamora de nada, sólo pone pasión durante una hora y a otro tema«. También me refiero al periodismo (tan bien) retratado por Camba (ahora sí, manos a la cabeza: tampoco estudió Periodismo), que necesita de una «musa para todo»

Y como me gusta hablar de todo y, además soy poco creyente en general y en palabras de apóstoles de la verdad, me decanté por los datos. No lo llamaré periodismo de datos porque no es un término que acabe de gustarme. PHDatos, para andar por casa y #periodismodatos en Twitter; de total formación externa a la carrera, gracias a apoyos de dentro y de fuera, a lecturas y a querer saber más. Sí, mi plan de estudios está sumamente desactualizado (por suerte, creo, es algo que va cambiando) y a los datos me remito: estudiar cinco Historias distintas en cinco años de carrera no me saca de nada. O sí. Me ayuda a crear unos equipos TOP en Trivial cuando me junto con mis amigos médicos y sirve para aumentar mi amor por la novela histórica. En estos cinco años ha habido de todo, como en botica.

Creo que ya he aprendido lo básico por aquí: «que no hay fascismo sin desafío del bolchevismo», que «el diario Pinciano fue fundamental en la zona de Valladolid», que consultemos el DRAE o el Panhispánico de dudas, a hipervincular noticias, a mencionar fuentes, a no copiar ni «hacer refritos». Aunque de todo esto me quedo con todo lo que tiene que ver con política.

Estoy a punto de cerrar un tomo, unas cuantas cajas y unas cuantas maletas. Me gustan las mudanzas. Y más si eso implica un «Irse a… ¿Madrid?» a hacer lo que a una más le gusta. A lo largo de estos 5 años han llegado cosas no tan buenas que, ahora mismo, no recuerdo. Y ha habido cosas buenísimas, como tener cerca -o no tanto- a verdaderos presentes y futuros profesionales. 

Con uno de esos periodistas que te tienes que cruzar en la vida, ya sea en vías profesionales o en conciertos de buen rock&roll, como es Rubén Negro, charlé hace unos días, acompañada de Maje Muñiz.

Ir a descargar

 

Deja un comentario